El trabajo del editor

¿Qué hace un editor?

Según la definición del diccionario de la Real Academia, editor/a es “la persona que publica por medio de la imprenta u otro procedimiento una obra, ajena por lo regular, un periódico, un disco, etc., multiplicando los ejemplares. También la persona que edita o adapta un texto”.
Esto nos lleva, por obligación, a buscar el significado de otro término: edición. Y de éste el “mataburros” dice: “publicar por medio de la imprenta o por otros procedimientos una obra, periódico, folleto, mapa, etc.
Pagar y administrar una publicación. Adaptar un texto a las normas de estilo de una publicación”.
Pero cualquiera de estas definiciones no alcanza a explicar la tarea que lleva a cabo un editor, tarea que muchas personas desconocen y que intentaremos describir.
Un libro, cuando nace, es una idea. Alguien lo ha soñado antes de ser escrito. Y esa idea puede ser de un autor o de un editor. Cuando nace del autor, éste se dirige a un editor para intentar publicarlo y entonces surge la primera responsabilidad del editor que es la toma de decisiones: lo publica o no.
Si quien tiene la idea del futuro libro es el editor, su primera tarea es la de crear y conseguir la viabilidad de ese sueño. Luego debe buscar un escritor que pueda materializar una parte de ese sueño: el texto.
Ese libro se imprimirá con un papel X y tendrá una encuadernación determinada: esta elección corre por cuenta del editor que considerará muchos factores además de su gusto personal… y si bien hasta este punto muchas personas pueden pensar que la tarea del editor es de gran creatividad, no debemos olvidar que existe una gran cuota de objetividad y realidad en su labor: todos los libros tienen un por qué.
Si el libro tuviera además ilustraciones, el editor debe pensar en alguien que pueda completar de alguna manera el mensaje escrito con unos dibujos adecuados al texto, a la edad del público objetivo, al material (papeles y encuadernaciones), al presupuesto, y a infinitas cuestiones que lo determinan.
También debe pedir a los diseñadores un modelo de lo que sería ese libro, un diseño que responda a las necesidades y a la función que cumplirá. Y ya los conocimientos de varios profesionales se ponen en marcha para lograr un objetivo común.
Cuando está todo eso decidido el editor sigue trabajando porque esos textos que le entregó el escritor deben corregirse y adaptarse a los destinatarios, al diseño y demás. Y al dibujante tiene que encargarle unas ilustraciones (que por lo general ya imaginó antes de pensar quién las haría) y colocarlas en un sitio determinado de las páginas antes de que se materialicen.
Finalmente todo eso se une en unos documentos informáticos que preparan las páginas para enviarlas a la imprenta. Y esa última orden de envío a fabricación también la debe dar el responsable de la edición que, como se puede interpretar a estas alturas, es como un director de orquesta: en este caso las notas son las palabras y los dibujos que él decide colocar en el sitio adecuado cuando ya tiene el libro en su cabeza, el conjunto armado, y su trabajo consiste en coordinar todo el proceso para que ese libro sea una realidad y cumpla con la finalidad para la cual se lo pensó.
Un editor debe saber muchas cosas de distintos ámbitos y disciplinas, pero sobre todo, debe saber a quién dirigirse para encargar un trabajo.
Su labor continúa hasta que el libro es recogido en la estantería de una librería o biblioteca. Él vive pendiente de sus obras que son tan suyas como los son del escritor, del ilustrador, del diseñador… nadie puede “parir” un libro en soledad.
Volviendo al origen de las ideas o la toma de decisiones, es necesario aclarar que el editor no decide o sueña sin un respaldo editorial: siempre responde a un determinado grupo o sello editorial con una línea determinada que marca unas características especiales a sus publicaciones, con un carácter único al que responden y reflejan sus libros.
Los editores suelen ser filólogos, profesores, maestros, escritores… no existe una carrera universitaria que cursar para obtener el título de editor, pero sí carreras terciarias como la de Diseño y producción editorial o cualquier Máster en edición que imparten muchas universidades en colaboración con las grandes editoriales para los profesionales de las letras que decidan decantarse por esta tarea. Aunque no podría dedicarse a ella alguien que no amara profundamente el mundo de los libros y creyera en la gran capacidad que tienen los mismos para ayudarnos a comprender y mejorar el mundo que nos rodea.


Carla Balzaretti Flores. Madrid, agosto 2009

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